martes, 21 de octubre de 2014

ARTE PARA LA ETERNIDAD

Algunos de esos primitivos retratos, de la edad de las pirámides, se hallan entre las obras más bellas del arte Egipcio.
Cabeza retrato
2551-2528 a.C.
Hay en ella una simplicidad y un solemnidad que no se olvida fácilmente. Se ve que el escultor no ha tratado de halagar a su modelo o de conservar un gozoso momento de su existencia. No se fijo mas que en aspectos esenciales. Cualquier menudo pormenor fue soslayado.Tal vez sea precisamente por esa estricta concentración de las formas básicas de la cabeza humana por lo que esos retratos siguen siendo tan impresionantes, pues, a pesar de su casi geométrica rigidez, no es tan primitiva.


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