En verdad, no creo que haya ningún motivo ilícito entre los que puedan hacer que les guste una escultura o un cuadro. a alguien le puede complacer un paisaje por que lo asocia a la imagen de su casa, o un retrato por que le recuerda a un amigo. No hay prejuicio de ello. Todos nosotros, cuando vemos un cuadro, nos ponemos a recordar mil cosas que influyen sobre nuestros gustos y aversiones. En tanto que esos recuerdos nos ayuden a gozar de lo que vemos.
A mucha gente le gusta ver en los cuadros lo que también le gustaría ver en la realidad. Se trata de una preferencia completamente comprensible. A todos nos atrae lo bello de la naturaleza y agradecemos a los artistas que lo recojan es sus obras.
Cuando el gran artista flamenco Pedro Pablo Rubens dibujo a su hijo...
estaba orgullosos de sus agradables facciones y deseaba que también nosotros admiráramos al pequeño.
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